Los «espectáculos lamentables» de la plaza de la Pescadería daban pie a estas líneas publicadas el primer día de octubre de 1929 por Diario de Castellón. La noticia describe la plaza como «reducidísima para el número de expendedoras» y denuncia que las cestas con la mercancía «no pueden caber» sobre las mesas, por lo que buena parte de la misma debe depositarse en tierra. Además, añade, se reúnen en poco espacio también otras paradas «de carne, las de bacalao y de cangrejos» y hasta «las jaulas donde están encerradas las ranas». En definitiva, «aquello ofrece el pintoresco aspecto de un zoco marroquí, amenizado con las disputas y frases antiacadémicas» que se dedican entre sí las vendedoras.
La conclusión del periódico tiene forma de pregunta: «¿no es llegada ya la hora de que se proceda a la rápida construcción del nuevo Mercado, tantos años como hace que se ha pensado construirlo, y más si hay lugar suficiente y holgadísimo para ello?». No será hasta veinte años después de estas líneas, en 1949, cuando el nuevo Mercado Central sea una realidad.

