Los terrenos del antiguo Molí Roder -hoy ocupados por la plaza Borrull- protagonizan el inicio del año 1926 en Heraldo de Castellón por la incertidumbre sobre su destino final, tras su adquisición a la Diputación de Valencia en agosto del año anterior y el derribo del viejo molino. «Lejos de ser destinados al emplazamiento de un bello Parque, que tanta falta hace en el núcleo de la población (…) trata la Corporación municipal de enajenarlos como solares, procurando tan solo obtener el mayor lucro posible a costa del mejor ornato y de la pública utilidad». Según una reseña del pleno municipal, se trata de enajenar 4.517 metros cuadrados para tratar de obtener 185.400 pesetas, después de haber invertido «unas 50.000» en su compra, según había informado el propio periódico dos semanas antes.
Los reproches del periódico van más allá de la potencial venta con tamaña ganancia para las arcas municipales: la estrechez a la que se aboca a las calles del entorno (Prim, por ejemplo) supondría un error que se sumaría a otros cometidos por el consistorio en los años precedentes: «Ayer, taponóse la hermosa calle Mayor en su extremo Sur, con la construcción del Teatro Principal, dejándose con ello de realizar una amplia Avenida hacia Almazora. No se procuró unir la calle de Ruiz Zorrilla con la de San Vicente. Se taponó igualmente, la hermosa Avenida de Morella y se dio una estrechez impropia de su gran tránsito, a la céntrica plaza de Castelar» (Puerta del Sol). El contraejemplo positivo es la compra de los terrenos del estanque de Ribalta a la condesa de Pestagua, convertidos «en uno de los más bellos parajes de nuestro hermoso Paseo, con el aplauso y gratitud de los castellonenses».
Con la mirada puesta en el futuro de la ciudad, el diario se lamenta por «la estrechez de miras que siempre tuvieron los encargados de regir sus destinos». No obstante, en este caso los terrenos seguirán manteniéndose en la titularidad pública y en 1979, tras cuatro años bajo la denominación de plaza Fernando Herrero Tejedor, la vieja plaza de la Estación (de la Panderola) recibirá del consistorio el nombre del juez Borrull, antiguo propietario de los mismos terrenos.

