Una nota de la Junta Directiva del CD Castellón a comienzos de diciembre de 1940 resulta profética: el club «va disparado como una flecha hacia la Primera División», tras realizar importantes fichajes en verano, como los de Pizá o Basilio. El augurio se hará realidad a final de temporada tras superar una eliminatoria con el Real Zaragoza con desempate en Chamartín.

Pero en diciembre, el «afán de superación» lleva al club a adquirir «varios elementos valiosos» como los «notables jugadores Antoñito, Josechu, Balsalobre y otros». Pero la directiva deja claro que su «esforzada labor» no podría «cristalizar y soportarse» sin el apoyo económico de la afición, puesto que una plantilla a la altura del objetivo «cuesta mucho dinero y es preciso, para nivelar la situación económica actual del Club, que todos, en la medida de las posibilidades, aportemos la ayuda necesaria», un «mínimo esfuerzo» para «codearnos con los más prestigiosos Clubs representativos del Fútbol español, que es el ideal soñado».