La primera edición de Mediterráneo del 20 de noviembre de 1975, impresa en las primeras horas de la madrugada, aún no recoge la muerte de Francisco Franco en la madrileña Ciudad Sanitaria La Paz, pero se intuye el final de la agonía del dictador en palabras como «lo inexorable», o de forma más explícita, en el titular principal: «Solo queda rezar», extraído de unas palabras del procurador y general Carlos Iniesta Cano a la salida del centro hospitalario. Llama la atención, también, la frase «organizar la transición» como «único compromiso del gabinete» gubernamental «para que no exista trauma alguno en el tránsito del poder». La recoge Fernando Ónega en su sección El Péndulo, de boca de un político con peso en Castellón: el exvicesecretario general del Movimiento y presidente del Banco de Crédito Industrial, José Miguel Ortí Bordás.
La segunda edición, impresa poco más tarde ya contiene el titular para la historia: «Franco ha muerto», e incluye el despacho de la agencia Cifra datado a las 4.40 h, dando cuenta del fallecimiento del jefe del Estado Español «y Generalísimo de los Ejércitos».



