Aunque de menor incidencia que al menos otras tres anteriores -1834, 1855 y 1885-, la última oleada de la epidemia del cólera en el siglo XIX se produce en 1890. Mucho menos agresiva que la anterior, que había causado más de 700 muertes solo en el partido judicial de Castellón, se estima que cinco años después fallecen unas 4.000 personas en toda España, con el principal foco en Valencia, desde donde se propagó a provincias limítrofes e incluso a Toledo, Badajoz y Sevilla. Sin embargo, en 1890 la capital de La Plana se libra de la epidemia, lo que lleva a celebrar unos «festejos» que son anunciados por El Clamor de Castellón el domingo 16 de noviembre.
Las celebraciones incluyen, entre otros actos, la feria de Todos los Santos, una «bonita cabalgata y solemne procesión», la elevación de «aereostatos» o el reparto de «abundante y suculenta comida a todos los pobres que se presenten», sin olvidar las «cucañas horizontales y verticales» o las actuaciones musicales, así como un castillo de fuegos artificiales «dirigido por el acreditado pirotécnico de Segorbe don Marcelo Monsonís«. Sin embargo, el plato fuerte pasa por sendas corridas de novillos en la plaza de la Constitución, hoy plaza Mayor. La primera de ellas, prevista para el lunes 24, se anuncia «haciendo la entrada y prueba al toque de la campana María».

