El papel protagonista del general segoviano Arsenio Martínez Campos en la restauración borbónica en el trono a finales de 1874, con su pronunciamiento en Sagunto, hace que a su muerte el 23 de septiembre de 1900 se sucedan por todo el país los funerales en sufragio de su alma. En el caso de Castellón, el viernes 26 de octubre se celebran las exequias fúnebres en la iglesia arciprestal de Santa María y a las pocas horas, el vespertino Heraldo de Castellón se lamenta porque «el elemento civil ha brillado por su ausencia», en contraste con el «hermoso ejemplo» del segmento militar. Del primer grupo, sí asisten el gobernador civil Juan Antonio Mañas, el presidente de la Diputación, Tiburcio Martín, el magistrado Nicolas Lloret y el ingeniero accidental de obras pública en la provincia, Francisco Pérez Alonso, con la disculpa por su ausencia del alcalde Joaquín Peris, por «ocupaciones del momento».
Heraldo no transige con la ausencia de otros miembros de la sociedad civil, «aquí donde hay muchos funcionarios judiciales y de la Hacienda pública, periodistas, Cruz Roja, asociaciones religiosas, Cámara agrícola, centros de instrucción y de recreo, colegio de abogados, Liga de contribuyentes y otras muchas corporaciones». En definitiva, para el periódico «hay perfecto derecho a esperar en solemnidades como la de hoy mayor concurrencia», y ofrece dos explicaciones al hecho: «o ese elemento no ha sido invitado (nosotros no lo hemos sido) o si lo ha sido, no ha titubeado en desairar al señor arcipreste de Santa María, cosa que nosotros no hubiéramos hecho».

