Con orígenes en el siglo XIX, la Comisaría de Investigación y Vigilancia -luego sustituida por el Cuerpo General de Policía- es un órgano radicado en cada capital de provincia y a las órdenes directas del gobernador civil. Año y medio después de finalizar la Guerra Civil, en octubre de 1940, Mediterráneo recoge una nota de dicha Comisaría en la que se recogen «órdenes de la Dirección General de Seguridad» dirigidas al vecindario de la capital de la Plana. Por un lado, «todos aquellos que tengan huéspedes en sus casas o habitaciones subarrendadas deberán ponerlo en conocimiento» de la autoridad. Por el otro, «se recuerda a los particulares» la obligatoriedad de informar sobre «cuantas personas, familiares o particulares, permanezcan en sus casas más de veinticuatro horas». El intenso trabajo de la represión franquista de los primeros años de la posguerra se refleja en este tipo de medidas.

