La representación de una ópera en el Teatro Principal de Castellón -en concreto Tosca, de Giacomo Puccini, estrenada 10 años antes- tiene un resultado «escandaloso» a juicio de El Clamor, a comienzos de octubre de 1910. El periódico empieza con un «más vale no hablar», sigue relatando «una catástrofe en toda regla» y termina informando al respetable de que tras la representación «fue encerrado en el cuartelillo del gobierno civil el empresario señor Arnau«. Asimismo, da cuenta de que el gobernador «no dará permiso a ninguna empresa e esa índole si antes no deposita el importe de los gastos tanto de la orquesta como del personal de todas clases». Y no añade más El Clamor «porque creemos hace así un favor a los culpables de lo ocurrido el sábado».

Desde Heraldo de Castellón, la cosa se ve de forma similar, aunque varíen las palabras: no hace responsables a los «apreciables artistas» sino a «esos empresarios que atreviéndose con todos los artistas ponen en ridículo a las poblaciones de la importancia de la nuestra». Asegura que «no es de ahora el mal, es de hace mucho tiempo» y lamenta que «haya fuera de aquí quien tome a Castellón por un villorrio», invitando al público local a llamarse andana «al anuncio de ciertos espectáculos»