Las plazas de Tetuán y de la Paz, recuerdos de la primera guerra con Marruecos (19.09.1925)

En septiembre de 1925, Vicente Gimeno Michavila, letrado asesor del Ayuntamiento de Castellón, está a pocos meses de convertirse en cronista oficial de la ciudad. Bajo el epígrafe Crónicas retrospectivas, publica en Heraldo de Castellón este artículo sobre el impacto que la primera guerra con Marruecos (1859-1860) deja en la capital de la Plana. El público está receptivo al tema: hace solo 11 días se ha producido el desembarco de Alhucemas, que marca un punto de inflexión en la guerra del Rif.

En su texto, Gimeno Michavila recuerda la participación de soldados castellonenses en aquel conflicto, con episodios como la visita al Ayuntamiento de Castellón del vecino José Ribelles, padre de Francisco Ribelles, sargento del regimiento de Asturias, quien tras la victoria española «presentó una gumía cogida al enemigo en la batalla de Tetuán» obsequiándola al consistorio. Precisamente el triunfo en dicha batalla, que tiene lugar el 4 de febrero de 1860, lleva al Ayuntamiento a rotular, 14 días después, la vieja plaza del Calvario con el nombre de Tetuán. Asimismo, «concertada la paz con el imperio marroquí, el Ayuntamiento […] el 27 de marzo de 1860, para perpetuar tal hecho, acordó que a la Plaza llamada de los Lavaderos viejos, se le diese el nombre de Plaza de la Paz, y el que se construyese en ella un bonito paseo».

La crónica finaliza con la memoria de la jornada del 31 de octubre del mismo año, en que visita la ciudad el por entonces ya mítico general Juan Prim, quien unos años más tarde ocupará la presidencia del Consejo de Ministros y será asesinado en el cargo. Su papel en Marruecos le vale un gran recibimiento en Castellón: «salieron a recibirle al límite del término, una numerosa y lucida Comisión, dándole la bienvenida; las calles y las casas fueron adornadas; se quemaron castillos de fuegos artificiales, celebróse corrida e toros, y una recepción concurridísima y fue sumamente obsequiado dicho general, a quien el pueblo aplaudía frenéticamente, saliendo después aquel con dirección a Cataluña, su país natal».

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