El área situada entre las actuales avenida Villarreal y Gran Vía, adquiere a comienzos del siglo XX una creciente importancia, acogiendo sus masets a numerosas familias bien situadas en la sociedad de la época. En agosto de 1915, Heraldo de Castellón se hace eco de una importante mejora: el montaje de la línea «para poder dotar de luz eléctrica, procedente de la fábrica municipal» a su vecindario de la zona aledaña a las vías del ferrocarril.

Cuatro años después, no obstante, la prensa denunciará cierto «abandono» de la zona por parte del Ayuntamiento.
