En plena epidemia de cólera -la tercera del siglo XIX, tras las de 1834 y 1855- El Clamor de Castellón recoge una noticia de El Maestrazgo Liberal según la cual, «los vecinos de Castellfort» han trasladado en procesión a la Virgen de la Fuente, la Mare de Déu de la Font, «desde su ermitorio al templo parroquial». Una rogativa fuera de su fecha habitual, el 8 de septiembre, que para el periódico que la recoge provoca una «aglomeración de gente» que «fue sin duda causa de que al día siguiente (…) hubiese más invasiones [contagios] que en los anteriores».
No obstante, para entonces ya se conoce que el cólera no se transmite por contacto directo, sino por consumo de agua o alimentos con restos de heces o vómitos de enfermos.

