El fallecimiento del expresidente del Consejo de Ministros Francisco Silvela el 29 de mayo de 1905 es seguido de numerosas muestras de duelo oficial y religioso en todo el país. En sufragio por el alma del político conservador y «por disposición del señor obispo» de la Diócesis de Tortosa, Pedro Rocamora, la iglesia arciprestal de Santa María celebra un «solemne funeral», una «misa de Requiem á canto gregoriano». Al arcipreste Hermenegildo Montaner corresponde la tarea de invitar a las autoridades, según la nota de Heraldo de Castellón, publicada el sábado 21 de julio.

