El miercoles 1 de julio de 1925, Diario de Castellón da cuenta del pleno del Ayuntamiento de la ciudad que tendrá lugar al día siguiente, bajo la presidencia del alcalde Salvador Guinot. En el punto 3, se prevé discutir un dictamen de la Comisión de Personal sobre adaptación de los empleados a la plantilla del nuevo presupuesto «y nombramiento de los individuos que han de formar la Banda Municipal».

Al día siguiente, jueves 2, se anuncia para el viernes a las 21.30 h «el primer concierto» de la nueva banda «frente a la Casa Capitular», y asimismo se explica que el domingo, «de nueve a once», se producirá el estreno en la plaza de Canalejas del Grao. El periódico felicita al consistorio por la iniciativa de la banda «y a los elementos que la componen, de los que puede esperarse mucho».

Ese mismo día, el vespertino Heraldo de Castellón recoge otra decisión del pleno municipal relacionada con la nueva Banda Municipal: la salida a concurso de una plaza «de profesor solista».

El sábado 4, los lectores de Diario de Castellón leen la crónica del estreno y alaban «los progresos de la hasta hoy Banda de Bomberos», que a su juicio ejecuta el programa musical «de forma impecable», rayando «a gran altura en la ejecución del bello intermedio de La boda de Luis Alonso«. Pródiga en elogios, la crónica no olvida al «inteligente y laborioso director» de la nueva Banda Municipal, el vila-realense Pascual Asencio Hernández.

Por su parte, en su edición del mismo día, Heraldo de Castellón tilda de «excelente» la actuación inaugural de la Banda, si bien lamenta que el lugar elegido -la plaza de la Constitución, hoy Mayor- «no era el más a propósito para esta clase de manifestaciones sinfónicas» impide «juzgar debidamente el mérito del director y ejecutantes». Por ello, sugiere como «muy conveniente» que los próximos conciertos se celebren «en el paseo del Obelisco», es decir, en el Parque Ribalta.