El perihelio del cometa Halley en 1910 causa una gran inquietud a nivel mundial, ante las especulaciones sobre el supuesto carácter mortífero de la composición química de la cola del astro, ante un hipotético choque de la propia cola con el planeta. Los científicos de todo el planeta tratan de tranquilizar a la población, aunque no logran evitar una ola de suicidios de la que se hacen eco los periódicos. En el caso de la prensa local, Heraldo de Castellón se lo toma con humor y al día siguiente del perihelio, habla del «chasco» propinado por el cometa «negándose a chocar con la tierra por miedo a mojarse».

El diario explica que pese a la lluvia, «mucha gente esperaba en los terrados y azoteas el momento del terrible choque». La mayoría de los castellonenses asisten al fenómeno en el Parque Ribalta, el paseo de Lidón y el camino del Mar -hoy avenida Hermanos Bou- «no atreviéndose a renegar siquiera de las nubes». El resumen del cronista: «el tal cometa nos la ha dado con queso y lo peor de todo es que no podemos esperar al otro», quizá refiriéndose a la larga órbita del cometa, que no volverá a la Tierra hasta 1986.