En el primer número del Diario de Castellón, publicado el 15 de mayo de 1925, el nuevo periódico recoge la crónica de su «brillante fiesta de natalicio», en la que las autoridades civiles, militares y eclesiásticas asisten al acto de bendición de las instalaciones, realizado por Eduardo Soriano, arcipreste de la parroquia de Santa María.
En nombre del Consejo de Intervención del diario, gestionado por la católica Federación Castellonense de Sindicatos Agrícolas, interviene el político tradicionalista Jaime Chicharro, quien señala que la «línea de conducta» del nuevo medio de comunicación pasa por «la defensa de la vida provincial en todas sus manifestaciones». El periódico, añade, «estará siempre al lado de la justicia, de la que será su más fuerte baluarte, y al lado del progreso y la civilización moderna». El «banquete íntimo» que sigue al acto inaugural es servido por «el simpático fondista, abastecedor del Casino Antiguo» Juan Antón. Finalmente, la celebración culmina con un «homenaje de admiración y respeto» a la esposa de Chicharro, Dolores Lamamié de Clairac.
El diario dejará de editarse tras 11 años, una vez iniciada la Guerra Civil. Posteriormente, sus talleres serán empleados provisionalmente por Heraldo de Castellón, bajo el mando del Frente Popular, y tras una pausa de inactividad, finalmente con la entrada de las tropas franquistas en junio de 1938, pasarán a ser controlados por Falange para la impresión del nuevo periódico Mediterráneo, inicialmente El Mediterráneo.

