Avanzada la primera edición de la Feria del Libro de Castellón, instalada en la plaza de la Pescadería, los libreros celebran la «recaudación adicional» proporcionada por la iniciativa, «que se acercará a los diez millones de pesetas», de acuerdo con las estimaciones que recoge el Catalejo de Mediterráneo. Sin embargo, a continuación se aclara que el propósito de la feria va más allá de lo crematístico y pasa por fomentar el hábito de la lectura». En este sentido, el diario recoge el comentario de Salvador Bellés, de la Librería Armengot y «alma parlante del certamen», quien afirma conformarse con crear en la feria «cien nuevos lectores».