La octava etapa de la primera edición de la Vuelta Ciclista a España, organizada en 1935 por el diario Informaciones, recorre de Norte a Sur la provincia de Castellón, tras salir de Tortosa (Tarragona) y en su camino hacia la meta en Valencia. Heraldo de Castellón realiza una cobertura informativa acudiendo en primer lugar a las cuestas de Oropesa, el lugar «más estratégico para presenciar de lejos el paso de los corredores». Desde allí ven pasar «raudo» a Ego, Francisco Alloza Sirvent, cronista a su vez del Diario de Castellón, o al bilbaíno Jacinto Miquelarena, quien cubre la carrera para ABC. Los reporteros de Heraldo se llevan un chasco al creer que los ciclistas «firmarían» en Castellón y se lamentan porque «por la intemperancia de algunos conductores [los guardias] se hayan visto obligados a imponer multas, registrándose en la carretera de Benicàssim algunas bofetadas».
En las cuestas de Oropesa, el primero en pasar ante «infinidad de automovilistas de Castellón» es precisamente otro castellonense, Luis Esteve, quien corona el puerto seguido del ya por entonces tricampeón de España Mariano Cañardo y del belga François Adam. La crónica de la etapa, en la que triunfaría el austriaco Max Bulla, recoge también el testimonio del campeón vila-realense Juan Bautista Llorens, quien muestra su preferencia de que la Vuelta hubiera contado únicamente con participación nacional.

