A punto de cumplir los 19 años, el rey Alfonso XIII visita Castellon el 13 de abril de 1905, en una ocasión histórica para la capital de la Plana. Toda la ciudad se implica en los preparativos para dar la bienvenida al bisabuelo del actual monarca, Felipe VI, con el Ayuntamiento al frente, donde el alcalde conservador Joaquín Peris Martí -elegido por real orden- lidera una corporación con abrumadora mayoría del Partido Republicano, que cuenta con 18 concejales, un 72% del total, como documenta Germán Reguillo.
El periódico Heraldo de Castellón realiza un amplio despliegue con una portada en la que además de elogiar al monarca, se le dice que bajo los oropeles de la recepción «se esconden muchos dolores, grandes necesidades, dolorosos olvidos que el Gobierno responsable tiene el deber de remediar»:
Ya en páginas interiores, se da cuenta detallada del itinerario que sigue el rey desde su llegada a la estación del ferrocarril, pasando por el Te Deum en la arciprestal de Santa María, y por la Casa del Barón de la Puebla en la calle Cardona Vives, desde cuyo balcón es aclamado el monarca. Después, marcha a la Casa de Beneficencia, citada como de Misericordia -donde hoy se alzan la Escola d’Arts y el Conservatorio- y de ahí, a Vila-real.
Unos días después de la visita regia, el varias veces ministro y futuro presidente del Gobierno y jefe del Partido Liberal, José Canalejas Méndez, dirige una carta a su amigo y director de Heraldo, José Castelló y Tárrega, que este publica en el periódico. En ella, Canalejas subraya que en presencia del monarca en Castellón, «los republicanos han dado una muestra de educación política, de urbanidad que les honra mucho: solo gentes ineducadas hubieran sido capaces de molestar al Jefe del Estado que, imponiéndose molestias, recorrer las provincias para enterarse de sus aspiraciones y recomendarlas a su gobierno».




