En abril de 1900, «un suscriptor» de Heraldo de Castellón en Benlloc escribe al periódico para presumir de su pragmatismo, junto con «otros cuatro convecinos suyos». El lector se lamenta por la actitud de «los que se pasan los días protestando contra el aumento en el precio del tabaco» y explica que junto con sus cuatro amigos «han firmado un convenio comprometiéndose a no fumar en un periodo de tiempo de cuatro años», nada menos, estableciendo incluso un sistema de castigos para los incumplidores del acuerdo. Los firmantes son el molinero Juan Ortells, el comerciante Joaquín Colom, el zapatero Emilio Roig y los carpinteros Francisco Pradas e Hipólito Aycart.
Sin embargo, no les mueve una improbable lucha antitabáquica, sino todo lo contrario: con su acuerdo pretenden llamar la atención, porque «si todos los españoles en vez de gritar contra el aumento del tabaco, hicieran lo que él y sus compañeros han hecho, no tardarían mucho en fumar bien y barato».

