A mediados de los años 20, las ventas de automóviles empiezan a crecer y los concesionarios se disputan la atención y el favor del público a través de anuncios en la prensa. A mediados de febrero de 1925, la portada de un día cualquiera de Heraldo de Castellón presenta este aspecto, con hasta cinco anunciantes del sector:

El primero de los reclamos corresponde a la marca norteamericana Oldsmobile, fabricada por General Motors, que se presenta como «el auto más convincente del mundo porque con su consumo reducido va en directa a todas partes». Su «representante exclusivo para toda la provincia» es Luis Oliveros Gassó, que además es «corresponsal de los autos Cadillac» y atiende en la calle González Chermá, 52 (hoy calle Enmedio). Justo debajo se anuncia el «agente regional» de la enseña francesa Doriot, Flandrin & Parant (DFP), Emilio Meliá, desde el número 4 de la céntrica calle de la Nave en Valencia, que detalla los precios de sus modelos ‘Torpedo’. Y sin solución de continuidad, al pie de la página, el Garage Sorribas publicita los automóviles italianos Diatto, bajo el reclamo «probarlo es comprarlo» y espera a sus clientes «para demostraciones prácticas» en el número 23 de la calle Herrero.

Al otro lado de la portada, Autolocomoción S.A. ofrece su «salón exposición» en el número 60 de la calle Colón y su garaje en la Ronda del Mijares, 141, a los interesados en «el invencible Talbot» y «el popular Citroën«. Finalmente, en el número 42 de la calle Colón se publicita la tienda La Senyera, que también vende otros productos como gramófonos. Allí, M. Más Desbertrand comercializa automóviles, autociclos, omnibus, camiones, motocicletas, bicicletas, tractores, llamando la atención de sus potenciales compradores con el reclamo «Peugeot quiere decir seguridad, solidez, economía».