El sábado 4 de febrero de 1905, el Centro de Unión Republicana en Castellón acoge una conferencia del «joven catedrático de Medicina» Jesús Bartrina Capella, valenciano especialista en anatomía y por entonces docente de la Universidad de Sevilla, quien cinco años después regresará a su tierra como catedrático de la Universidad de Valencia. La charla lleva por título Límites y condiciones del placer y reúne a una «numerosa concurrencia», según Heraldo de Castellón, que además destaca que en el público «se veían gran número de señoras».
El diario subraya la dificultad del «sugestivo tema», alabando la «minuciosidad» del conferenciante a la hora de «desarrollar en términos vulgares» la cuestión «para que lleguen á capacitarse las más pobres inteligencias» sobre «las intrincadas definiciones de la fisiología del cuerpo humano, relacionándolas con el imperceptible estado fisiológico llamado sensación del placer». Heraldo termina elogiando el «gran sentido práctico» de la intervención de Bartrina, así como su «gran fondo moral» al aportar «una hermosa lección» a «los que por su desgracia incurren en el feo vicio de la embriaguez y el juego».


