El año 1910 comienza con expectación entre los astrónomos por la anunciada -y luego legendaria- travesía del cometa Halley cerca de la Tierra. Sin embargo, meses antes de avistarse éste, otro cuerpo celeste sorprende a los castellonenses en enero. Se trata del cometa Drake o Luz del Día, que segun Heraldo de Castellón provoca que «todas las noches los terrados y azoteas» ofrezcan un aspecto «pintoresco», repletos de «curiosos que examinan atentamente el fenómeno celeste, haciendo mil cábalas y conjeturas».

