Semanas después de que el Ayuntamiento de Castellón decida su retirada, el pilón del carreró de la presó -también llamado por entonces callejón de la Pescadería y hoy calle José García-, es suprimido en enero de 1930 al quedar sin sentido su función primigenia de impedir el paso de carros por la irrupción de señales de tráfico. Su desaparición inspira este artículo firmado por Josep de Ramell, en el que se deja constancia de hasta qué punto se había convertido en una referencia para generaciones de castellonenses. Una vez «vencido y derribado» este elemento urbano, el articulista propone «la subasta pública del manoseado pilón» y que lo recaudado sirva para «comenzar a destornillar las piezas de la gran tañada que tanto afea nuestra plaza Mayor», en referencia al gran tinglado del mercado que ocupará la plaza hasta finales de los años 40, cuando se inaugure el Mercado Central.
En el artículo se propone guardar «un minuto de silencio» en memoria del «glorioso e imperecedero chirimbolo» y da varias sugerencias para su destino.

