La entrada del Año Nuevo 1925 supone la introducción de un menú extraordinario por parte del Hospital Provincial de Castellón para a los enfermos ingresados en el centro. Heraldo de Castellón recoge su composición, desde la paella con pollo y marisco al postre de vino y frutas, pasando por la merluza en salsa de mayonesa o las longanizas con tomate. El final de la comida resulta, sin embargo, más llamativo: «café y una cajetilla de tabaco».
Por si ello fuera poco, el director del hospital, Manuel Alegre, celebra el 1 de enero su cumpleaños y con este motivo, «obsequiará a los hombres con cigarros puros y a las mujeres con pasteles y vino de Jerez».

