Unos días más tarde de la desaparición de El Liberal como «periódico liberal dinástico y de propaganda anticosiera», nace Heraldo de Castellón. Su director es el mismo del diario extinto, José Castelló Tárrega, y en su primer número, publicado el segundo día de 1895, se presenta «en el estadio de la prensa» con una declaración de intenciones para reclamar «importantes y sentidas mejoras» en la ciudad de Castellón. Entre ellas, «la terminación de las obras del puerto, la del Hospital, la de las de la Cárcel, el adoquinado de las calles que la consientan, la construcción de fuentes públicas» o «la del mercado de hierro de la plaza de Vilarroig», donde hasta 1887 estuvo la antigua plaza de toros de la ciudad y donde décadas más tarde se alzará el actual instituto Francisco Ribalta. La lista es más larga y da cuenta de algunas de las principales preocupaciones de la época en la capital de la Plana.

El diario subraya que se ha olvidado «en absoluto» de los compromisos de partido de El Liberal, cuyo último número, publicado el 4 de diciembre del año anterior, ya avanzaba las intenciones de los refundadores del periódico: