El gobernador Eduardo Caamaño Cotrina es el involuntario protagonista de estas líneas publicadas por El Clamor en vísperas de la Navidad de 1889. El diario recuerda que unos días antes, el poncio «midió el suelo de la calle del 9 de Marzo» mientras acudía «a un incendio». Lo que habría causado el «batacazo» del político sería la falta de alumbrado y de aceras, junto a la «desnivelación» del terreno, un problema extendido a «otras muchas calles de la ciudad, Mestrets y Tenerías inclusive».

El periódico republicano pide al gobernador que «tenga compasión» y ponga «remedio» a la situación, «ya que el ayuntamiento [presidido por Antonio Forns Sánchez] no se cuida de estas cosas».