En 1886, Antonino Suárez Saavedra había presentado un proyecto de alumbrado eléctrico de la ciudad de Castellón, «mediante el uso de transformadores para una distribución en corriente alterna», que finalmente no se llevaría a cabo, como explica Joan Carles Alayo. Ocho años después, El Clamor de Castellón informa sobre un acuerdo municipal por el que se concede a José Armengot «autorización para establecer en esta capital el alumbrado eléctrico»:
No obstante, no será hasta 1897 cuando, de la mano de las empresas Sala, Ricart y Cía., por un lado, y de Viuda de Francisco Estela, Bort y Cía., por otro, llegue finalmente la luz eléctrica a las calles de la capital, que en este punto había sido precedida cinco años antes por Segorbe.


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