Una actuación del «distinguido ilusionista le petit Onofroff» en el Casino Antiguo de Castellón centra la atención de los lectores de estas líneas publicadas por Heraldo de Castellón en octubre de 1899. El autor de «notables experimentos» en cuestión es un prestidigitador que por esa misma época es citado por la prensa de otras provincias también como experto en hipnosis. El periódico le reconoce como «un buen taumaturgo» premiado con «muchos y merecidos aplausos» en una breve crónica en la que ensalza la belleza de las «mujeres hermosísimas» que figuran entre el público. La fiesta termina con la alusión a los bailes amenizados por el fonógrafo, con los que se cierra la sesión en «el elegante salón rojo» del Casino.

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