Ni seis meses lleva José Tárrega Torres al frente del Ayuntamiento de Castellón cuando El Clamor le dedica estas líneas en agosto de 1884, asegurando que «con un cinismo sin igual está trastornando la buena administración y la mejor armonía» entre los concejales. Entre otras acusaciones, le atribuye una «continuada serie de ilegalidades» y pregunta a los «prohombres del canovismo» en la ciudad si «creen ustedes acaso que el descrédito no les alcanza».
El cossiero Tárrega es, para el periódico republicano, un «niño mal educado» que comete irregularidades, tratando a la corporación y al pueblo «como a juguetes puestos en manos infantiles»


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