Josep Galí Sancho, corresponsal de Mediterráneo en Almassora durante un cuarto de siglo -entre 1942 y 1967- escribe en agosto de 1964 este artículo, en el que a partir de una «protesta» de unos jóvenes por no haber incluido la reseña de las verbenas en sus crónicas de las recientes fiestas, viene a «fijar» su «postura» sobre los bailes del momento, «inventados seguramente por la propia juventud». Entre otras perlas, acusa de «egoísmo» a chicas y chicos porque para bailar «hay que ser gimnasta o plegamanos«, algo que a su juicio queda lejos del alcance de mayores y «gorditos».
Eso sí, en su largo alegato, el corresponsal reconoce que dichos bailes «son más morales que nunca», dado que ha quedado «anulada la tracción de los sexos», porque «no solo se está lo más alejado posible de la pareja, sino que incluso llega a ignorarse ésta».

