El veraneo en Benicàssim genera numerosas informaciones en la prensa castellonense en las primeras décadas del siglo XX. En este recorte, el corresponsal de Heraldo de Castellón se considera obligado a «salir al paso» de quienes lanzan «gratuitas afirmaciones» en las que se sugiere que «cada año parece notarse la ausencia de familias de veraneantes», mientras él observa lo contrario: que cada vez «crece más la animación» y «la concurrencia es enorme».
Ni corto ni perezoso, «para demostrarlo» decide «citar las familias de Castellón y Valencia» desplazadas a «las villas de la sin par y riente colonia veraniega» de la localidad costera. En la cuenta le sale más de una cincuentena de familias, entre las que no faltan apellidos ilustres de ambas provincias. Los visitantes acuden «atraídos por lo saludable y delicioso del pequeño San Sebastián levantino».

