En pleno verano de 1894, hay castellonenses que se desplazan a diario a Benicàssim y quieren volver a casa al final de la jornada. Para satisfacer sus necesidades, El Liberal se dirige al inspector jefe de la sección de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, José Campo, para solicitarle «que el tren de mercancías que llega a esta capital entre doce y una de la madrugada, pueda recojer pasajeros en Benicasim mientras dure la presente estación veraniega».
El periódico fundado y dirigido por José Castelló Tárrega elige esta más que curiosa fórmula para hacer llegar su petición a la empresa, mediante un «besa su mano» (B.S.M.)

