En una sociedad con un peso abrumador de la agricultura en la economía, las noticias sobre los frutos del campo menudean en los periódicos de comienzos del siglo XX. Así, Heraldo de Castellón recoge en el verano de 1904 la noticia de la satisfacción de «todos los agricultores» de Benicàssim por la cosecha del trigo. Asimismo, se reseña cómo «las vides están hermosísimas», mientras el propio cronista presume de haber podido «dar cuenta del rico sabor de la uva moscatel» del año.

