El Clamor de Castellón recoge, a comienzos de julio de 1894, la reunión de una peculiar «corte de pastores» en el Ayuntamiento de Castellón, bajo la presidencia del teniente de alcalde, abogado y escritor Enrique Perales Vilar, quien es también director del propio periódico que publica la noticia. El relato deja claro de forma «incuestionable» que «toda energía es poca» contra las malas prácticas de algunos de los reunidos, que causan «gravísimos perjuicios» y «desastres para los intereses agrícolas».
El relato no tiene desperdicio: gira en torno a discusiones por talas irregulares realizadas en distinats partidas del término municipal (Bovalar, la Choquera, La Mota, Ramell, Fadrell) con graves acusaciones, insultos y amenazas entre los pastores, citados con nombres y apellidos:

