Hoy como ayer, el periódico impreso que recibe el lector es siempre el resultado de una tarea colectiva en la que intervienen muchas personas y que viene condicionada por la necesidad imperiosa de seleccionar las informaciones y encajarlas en el espacio disponible, aplicando una jerarquía informativa. Por ello, es habitual que un periódico local recuerde a sus corresponsales la necesidad de concisión para la publicación de sus noticias.
En el Diario de Castellón de 1929, a falta de otros medios más ágiles para realizar este recordatorio, se recomienda «con todo interés» a sus colaboradores que sean «breves y concisos» para que sus notas puedan ser publicadas el mismo día en que se reciben. El objetivo es claro: evitar a la Redacción «la abrumadora tarea de seleccionar las noticias y extractarlas».

