A comienzos de junio de 1884, el semanario El Clamor advierte de esta manera sobre los continuos robos de fruta, de los que no se libran «ni los huertos cerrados de pared» de la explanada de San Francisco, esto es, frente al cuartel ubicado al sur de la capital de la Plana, que posteriormente ocupará la actual plaza Botánico Calduch. «Es cosa bien triste», según el periódico, «pagar por la guarda de los campos y no tener segura la propiedad», con el agravante de que los hurtos se producen «a las puertas de la ciudad».

