Veinte años antes de que la plaza de la Independencia acoja en 1924 el acto de la Coronación pontificia y canónica de la Mare de Déu del Lledó, Heraldo de Castellón da cuenta «de un proyecto de Fuente Mágica en la plaza de la Independencia». Sobre ello conversan, al parecer, el fundador del periódico y concejal, José Castelló Tárrega, y el representante de la compañía que suministra la electricidad a la ciudad, la sociedad Ricart y Compañía.
Unos meses más tarde, el 13 de agosto, el propio periódico recoge unas nuevas «peticiones» de Castelló Tárrega en el pleno municipal, entre las que figura la de «que se coloquen cuatro faroles en la plaza de la Independencia alrededor de la fuente mágica», lo que sugiere que para ese momento, quizá ya se habría llevado a cabo el proyecto inicial:
En 1929, la monumental Farola diseñada por Francisco Maristany será instalada en el centro de la plaza, convirtiéndose con los años en uno de los símbolos más queridos en la ciudad. Entretanto, en ese mismo año Barcelona inaugura su Fuente Mágica de Montjuïc, concebida por el ingeniero Carles Buigas, el mago de la luz, quien mucho tiempo después, en 1966, diseñará sendos monumentos gaiateros para las fiestas de la Magdalena.



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