La grave crisis desatada por la I Guerra Mundial se dejaba sentir, ya bien entrado el año 1919, con síntomas tan graves como el desabastecimiento de productos básicos. El Clamor denunciaba en abril la falta de carne en las carnicerías: «por lo visto los tablajeros (carniceros) se proponen que las autoridades adopten las medidas necesarias para impedirlo, pues su proceder es digno de toda censura». Se sugería así cierta especulación con un producto básico, así como que otros días había «faltado pan».

