En 1894, se hace realidad una de las principales necesidades del distrito marítimo: los vecinos del Grao de Castellón reciben el ansiado suministro de agua potable, a través de la sociedad Fomento Agrícola Castellonense (Facsa). A finales de marzo, lo anuncia de este modo El Clamor de Castellón, que se felicita «de que se acometan de veras estos trabajos» y subraya que se deben «a la iniciativa del partido republicano», del que el periódico es órgano de expresión.
Este avance se enmarca en la transformación de esta zona urbana en paralelo a los trabajos del nuevo Puerto. En 1864, Leandro Alloza había redactado un proyecto para abastecer al caserío marítimo de agua potable procedente de la acequia Mayor y pozos comunales. Al casco principal de la ciudad, el agua potable había llegado en 1876.

