El lector de República aficionado a los toros debió relamerse ante esta noticia publicada en vísperas de la corrida de la festividad de la Magdalena de 1934. Iba a ser un «maravilloso acontecimiento taurino» el de la tarde del 4 de marzo. Una «gran corrida goyesca con todos los tapices, calesas y adornos de gran gala». Se auguraba un gran lleno para ver al rejoneador José García Algabeño, además de a Vicente Barrera, Enrique Torres y Fernando Domínguez., ante toros de Murube.
La decepción debió ser grande, a juzgar por la crónica del mismo periódico publicada el día siguiente a la corrida, el lunes 5 de marzo, en la que sin paliativos se calificaba como «timo goyesco» lo acaecido. El entusiasmo se había esfumado por completo. Para empezar, el cronista confiesa que camino de la plaza de toros caminaba «con el presentimiento de que íbamos a ser víctimas de un fraude». Y a continuación, sin anestesia, el veredicto: «la empresa, tomando a Castellón por un arrabal, ajeno a toda civilización y a todo lo que represente cultura, creyendo sin duda que la gente de esta tierra éramos una especie de semisalvajes desconocedores de todo cuanto sea arte puro, nos obsequió con una indigna mogiganga«.


