
La ciudad de Vila-real celebraba en febrero de 1974 su séptimo centenario, y lo hacía con un programa de actos que incluiría la inauguración oficial del monumento a su fundador, el rey Jaume I, obra del escultor local Vicente Llorens Poy. Entre otros hitos, se ponía de largo la biblioteca municipal y también se oficializaba la instalación del monumento al Labrador, del mismo autor que la primera escultura citada. Mediterráneo lo contaba así en esta doble página.

