En 1984 aún faltaban siete años para que Castellón diera un salto adelante decisivo en su Historia, con la creación de la Universitat Jaume I. La nueva Asociación de Investigación de las Industrias Cerámicas (AICE) firmó entonces su primer convenio de colaboración con el Instituto de Química Técnica (Tecnología Cerámica) de la Universitat de València, que en 1992 pasaría a Castellón para integrarse en la UJI como instituto concertado, ya denominado Instituto de Tecnología Cerámica. Fue, sin duda, clave para tomar conciencia del papel de la innovación en el futuro de la provincia.
Hitos concretos al margen, las grandes obras se forjan con el esfuerzo y la ambición sostenida durante décadas; todo empezó mucho antes de 1984 y continúa en la actualidad. Las sucesivas reconversiones agrarias en la Plana son el mejor ejemplo de la impronta innovadora local. Y hoy vivimos un momento especialmente interesante, al ensamblarse las piezas de un pujante ecosistema innovador. Surgen proyectos de negocio sustentados por equipos altamente cualificados, que cuentan con más acompañamiento desde el sector público, proveedor de herramientas al servicio del ecosistema, desde un heterogéneo sistema de ayudas con participación de entidades como la Cámara de Comercio, hasta planes de apoyo al emprendimiento como Move Up!, impulsado por la Diputación junto con el Centro Europeo de Empresas Innovadoras de Castellón-CEEI.
Hoy, la UJI es referente del ecosistema a través de su Parque Científico, Tecnológico y Empresarial Espaitec (2007) y de la Cátedra Increa (Innovación, Creatividad y Aprendizaje), la Oficina de Cooperación en Investigación y Desarrollo Tecnológico (OCIT) y UJI Empren. Pero ya en los 90, CEEI Castellón (1997), puso en marcha un vivero de empresas que ha incubado más de 150 empresas. Y más recientemente, en otros puntos, entidades como Fundación Globalis (2012) dinamizan la innovación en Vila-real, mientras otras como Vinalab (2013) apuestan desde Vinaròs por hacer lo propio en el Baix Maestrat, con un vivero propio.
La tecnología, estrella
Una de las mejores noticias del desarrollo del ecosistema innovador en Castellón es la diversificación favorecida por startups al margen de la hegemonía cerámica. La provincia participa de la irrupción global de empresas tecnológicas, y en este campo, una de las más destacadas es Cuatroochenta (2011), especializada en el desarrollo de apps y la transformación digital. Fundada en Espaitec, cuenta con oficinas en Madrid, Bogotá, Milán y Buenos Aires, con un equipo de más de 60 personas y con clientes como Consum, EMT Valencia o Danone.
En la misma línea de diversificación, encontramos a IoTsens (2013), proveedora de soluciones verticales basadas en el Internet de las Cosas (IoT). Concebida inicialmente para dar servicio a las empresas de su matriz, el Grupo Gimeno, tras su salto al mercado ha desarrollado gran variedad de sensores y dispositivos para distintos mercados verticales: residuos, medio ambiente, agua, industria y ciudades inteligentes, con clientes en países como Uruguay o Arabia Saudí, entre otros.
También vinculada al IoT, Nayar Systems (2007) reinvierte el 80% del beneficio en su departamento de I+D+i. La compañía, que construye su nueva sede en el centro de Castellón, cuenta con tres firmas comerciales: junto a 72horas, líder en el sector de las telecomunicaciones en el ascensor, cuenta con Advertisim -plataforma de comunicación multimedia- y net4machines, una VPN (red privada virtual) diseñada para interconectar dispositivos de forma segura por la red. Sin duda, también en el ámbito de la comunicación, ha dado mucho que hablar el caso de Akiwifi-Nostravant (2012), pionera en España en el mundo de la conexión inalámbrica, y con numerosos franquiciados.
La lista de empresas innovadoras es heterogénea en dimensiones y sectores, y empieza a ser larga: desde el medio ambiente (BluePlasma Power, dedicada a la valorización de residuos orgánicos a productos de alto valor añadido), hasta la salud (Eyesynth, con sus gafas inteligentes para invidentes) o la biotecnología (Biótica, desarrolladora de técnicas rápidas de detección de microorganismos, con éxitos como la lucha contra la legionella) pasando por el control de pagos y accesos a eventos (PaynoPain y su filial Easygoband), sin olvidar el desarrollo de videojuegos (Catness Games) o la aplicación de la inteligencia artificial, de la mano de SemanticBots (chatbots), entre otras.
Obviamente, también hay firmas vinculadas a la cerámica. Así, Digit-s (2013), dedicada al desarrollo de sistemas de gestión del color para mejorar procesos y productos de la decoración digital, con soluciones basadas en software propio.
Por fortuna, el factor humano sigue siendo decisivo en un mundo hipertecnificado. Por ello es significativo que Castellón cuente con una delegación de Secot (Seniors Españoles para la Cooperación Técnica), formada por profesionales jubilados voluntarios, que ofrecen sus conocimientos en gestión empresarial o académica a quienes lo necesitan.
En definitiva, el futuro pasa por el presente y este, por la coopetición. En esta línea, en CEEI Castellón han apostado por impulsar una comunidad tecnológica que agrupa a muchas de las empresas mencionadas, junto a otras compañías tradicionales y a profesionales con talento. Bautizada como SOMA Tech Hub, se perfila como eje de transformación digital y punto de encuentro para la innovación, desde la convicción de que el futuro se escribirá en primera persona del plural.
(Publicado en la revista de lanzamiento del periódico digital Castellón Plaza, publicada con ocasión de la presentación oficial del diario, el 17 de octubre de 2018)
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